Miquel Alzamora. Febrero 2024. Hay algo en lo que soy muy bueno y es en hacerme preguntas sin mucho sentido. Una de ellas es cómo eligen los futbolistas profesionales el jugador que se tumba en la barrera cuando el equipo contrario tira una falta al borde del área. Eso es moderno, de ahora. Una modernez estúpida como la mayoría de morderneces del fútbol y de la vida en general. Estoy convencido de que mi rol, si yo jugara en un equipo sería ese. El ‘tumbao’ de la barrera. Yo siempre he sido disciplinado en estas cosas y si hay que tumbarse, me tumbo. Siempre corres el riesgo de que uno de tus compañeros al saltar aterrice con los tacos sobre tu estómago, pero rara vez te golpea el balón.
El impulsor
En todos los partidos que veo que uno se tumba bajo los pies de la barrera, la pelota siempre sale volando por los aires en dirección a la grada. Seguro que los entrenadores le encuentran sentido, porque los entrenadores son muy suyos, como los periodistas, que también somos muy nuestros. Y si quien tira es Messi da igual tumbarte en ese lugar que hacerlo en pleno centro de la portería. Pero tumbarse ahora es algo moderno. No sé quién fue el primero que lo hizo, pero sentó cátedra. Seguramente lo hizo dos veces y después una tercera y al cabo de unas semanas lo hizo el equipo contrario y posteriormente todos en esa competición tomaron nota y se empezaron a tumbar una falta tras otra y así se fue trasladando de país en país. Y como quien no quiere la cosa vas por la calle y te encuentras a un tipo tumbado en plenas Avenidas pensando que se ha caído o está borracho y resulta que está ahí por si acaso alguien va y tira una falta. Casi todo lo moderno resulta especialmente inútil, como los tapones de las botellas que quedan pegados por un fino hilo de plástico al cuello del envase o los políticos con sus comparecencias sin preguntas para no responder a situaciones que les resulten incómodas. No todo lo moderno es malo, pero rara vez supera lo tradicional. Seguro que el jugador que se tumba en cada tiro de falta está de acuerdo conmigo.