Pactar con el diablo

Miquel Alzamora
2 de febrero de 2024

Miquel Alzamora. Febrero 2024.

Siempre que me toca elegir entre cara o cruz suelo equivocarme. Me ocurre por ejemplo en el supermercado. Hago lo que hacemos todos. Al llegar a la zona de cajas llevo a cabo una visión general de la situación. Algo así como estudiar el terreno. Observo entonces una cola que parece desvanecerse rápido y elijo ese lugar y ese espacio de espera confiando en que haya sido una decisión acertada. Llego satisfecho y entero y entonces sucede. O hay que reiniciar el datáfono o a alguien se le ha olvidado pesar las manzanas y las peras y claro, la balanza está en la otra punta del establecimiento.

Y entonces la otra cola, la que era infinita y no la elegí porque podía pasarme ahí días y noches e incluso estaciones enteras, empieza a ir como un tiro. Es lo que sucede cuando te lo juegas todo a cara o cruz o te precipitas en las decisiones. Cuando depende de mí, siempre pienso dos veces o tres lo que tengo que hacer. O cuatro. El otro día fui a la revisión del dentista y tras una exploración minuciosa indicó que debían extraerme una muele sí o sí. Agarró la agenda el doctor en cuestión y me dijo: ‘Mañana tengo un hueco’. Le dije que no. Que esperara. Que yo no me precipito en según qué decisiones. Le dije eso de ir partido a partido y que necesitaba unos días de concentración. Giró la hoja y señaló la semana siguiente. ‘Aquí también tengo un hueco. El miércoles tarde’. Y entonces agarré le móvil y consulté el calendario de fútbol y le dije que tampoco, que era semana de Champions y que hay mucho en juego. Tras un resoplido, me contestó que eligiera yo día y hora y le dije que no podía someterme a esa presión, que ya hablaríamos.

Hay decisiones difíciles que no son a cara o cruz, pero que requieren de valor. Un valor que se presupone y del que evidentemente, carezco. Tal vez si Pedro Sánchez hubiera meditado bien lo que está haciendo y albergado el valor necesario para decir que no en su momento, no habría vendido su alma al diablo como lo ha hecho. Porque el diablo, siempre quiere cobrarse sus deudas.