Neuronas

Miquel Alzamora
2 de febrero de 2024

Miquel Alzamora. Febrero 2024. Hoy les voy a hablar de las muchas veces que me quedo con cara de tonto, que más o menos viene a ser un rostro que transita entre la incertidumbre y el no enterarte de nada. Me sucede cuando veo actos censurables que quedan totalmente impunes. El otro día, en un semáforo de la calle Salvador Dalí, un tipo con una moto de gran cilindrada esperaba en el semáforo en rojo dando gas como si fuera Jorge Lorenzo antes de la salida de un gran premio. Cuando se puso en verde arrancó con un estruendo que hizo temblar los cristales y levantando la rueda de delante. No sé muy bien qué tipo de neuronas habitan bajo el casco de ese tipo, pero muy saludables no son.

Ese semáforo tarda años en permitir el paso a los peatones, pero de eso les hablaré otro día. El lunes pasado, otro tipo en un coche marrón y tuneado como si fuera el de Carlos Sainz en el Dakar estaba parado con música de reggaetón a todo volumen. Temblaba el asfalto. Creo que el semáforo se apiadó de los peatones y acortó tiempos para dejar marchar al individuo con su atronador equipo musical.

Supongo que las dos cosas son punibles. El de la moto por el exceso de ruido al dar gas sin compasión y el otro por su gusto musical. En cualquier caso estoy seguro de que ambas situaciones se dan en quien quiere llamar la atención de la única manera que puede hacerlo: Haciendo ruido. Me temo que de otra forma son incapaces de dejar una mínima huella en la sociedad que valga algo la pena y harán ruido mientras no sean capaces de hacer nada más.