24 años, 4 meses y 22 días

Miquel Alzamora
21 de noviembre de 2021

Noviembre 2021. El Mallorca juega este lunes (22 de noviembre de 2021) en Vallecas, un estadio que vio ascender al equipo rojillo a Primera División hace justo 24 años, 4 meses y 22 días. Era un 29 de junio de 1997. Ese gol de Carlitos fue clave para abrazar la máxima categoría. Ha pasado mucho tiempo. Algo más de 24 años que en fútbol es una eternidad.

No incidiré en recuerdos y fotografías que todos tenemos en mente, pero sí en el paso del tiempo, un transcurrir que da vértigo porque para muchos ha pasado una porción importante de nuestra vida. Pablo Maffeo, por ejemplo, no había nacido cuando el Mallorca ascendió en el estadio de la calle Payaso Fofó. El lateral del Mallorca vio la luz catorce días después. Kang In Lee, Fer Niño y Kubo no habían tampoco llegado a este mundo mientras que Amath, por ejemplo, tenía un año. Greif, baja por coronavirus, apenas había cumplido dos meses al igual que Joan Sastre y Antonio Sánchez. Abdón tenía 5 años. El entrenador Luis García jugaba en el Benidorm y tenía 24.

Pero en este camino por la liga española, bien en Primera o en Segunda, siempre vuelve a cruzarse Vallecas en el camino. Los jugadores que en ese año 97 tocaron la gloria hoy están retirados y los que en ese momento no habían nacido o eran niños ni pensaban que algún día jugarían en el Mallorca y que hoy defenderían los colores del equipo rojillo. Vallecas siempre vuelve, da igual que pase el tiempo, los años y las décadas. Hay cosas que nunca cambian. En el libro ‘La otra Liga’ hay bastantes referencias a ese encuentro, historias que completan el álbum de nuestras vidas.

Falta compromiso

Una noche me echaron de un estadio porque cerraban el campo tras un partido del Mallorca, pero todavía me faltaban textos por mandar al periódico y el portátil necesitaba corriente eléctrica urgente así que me metí en el primer bar que encontré. Resulta que era un...

El abuelo de Heidi

Todavía hay seres humanos en el mundo que me preguntan si hay gol de oro en las prórrogas. Son de admirar. Son mis ídolos. Les envidio porque van por la vida con la ilusión de que existe el gol de oro, que era una de las pocas cosas modernas que me gustaban del fútbol...