Noviembre 2021. Hoy cumple años un buen tipo, uno de mis grandes amigos: Rafel Martorell. No sé si cumple o descumple porque es una de las pocas personas que conozco que en el confinamiento ha adelgazado, por lo tanto, no sé si suma o resta años. Para evitar la confusión no haré conjeturas sobre su edad. Lo que sí sé es que es una persona de un gran corazón y de una risa contagiosa, por eso me gusta estar cerca de él y por eso me gusta llamarle en lugar de escribirle mensajes.
Rafel en su día, hace ya muchos años, fue presidente de la Federació de Penyes del Real Mallorca en una época convulsa de la cual prefiero no acordarme. Lo que sí sé es que el tiempo que estuvo al frente y junto a mi otro gran amigo Pello Amengual y a un amplio equipo de colaboradores, pusieron en marcha con mucha imaginación un buen puñado de iniciativas para animar al equipo y dar color a la situación. Una tarde de partido en Son Moix llegué tarde al campo por culpa de mi absoluta dejadez con el tema de los horarios y con el partido ya empezado me encontré a Rafel empujando un carro de compra repleto de objetos de animación que habían puesto a la venta. El balón ya rodaba, pero Rafa tenía que seguir organizando la iniciativa en otro sector de la grada para el tiempo de descanso. Se implicó al máximo y mereció él y su equipo otra mejor salida. Pero ya está. No hay que darle más vueltas.
En el libro ‘La otra Liga’ Rafael y Pello forman parte de ese enorme grupo de personas que completaron el documental dedicado a la final de Birmingham y que relataron su experiencia y sus sentimientos ante una cita de esas características. Hay otros muchos aficionados cuyas historias le prometo que iremos recordando a medida que transcurran las semanas. Hoy toca recordar a Rafa.
Martorell es una gran persona, me ha demostrado en infinidad de ocasiones que se puede confiar en él y ahora, lejos afortunadamente de la trinchera, sigue cumpliendo años -o restando- con esa sonrisa que contagia. En muchas ocasiones la vorágine del fútbol devora al más curtido, por lo tanto me alegro que tras la experiencia que vivió en su día y los muchos disgustos que le costó, ahora siga disfrutando de su Mallorca en compañía de quien nunca falla: la familia. Molts d’anys Rafalet.
Miquel Alzamora.