Lectura de domingo. Octubre de 2021. Los domingos por la mañana en las inmediaciones del Estadi Balear van agrupándose coches buscando un espacio para aparcar. El destino de quienes conducen es el recinto del Atlètic donde a las 12 se juegan habitualmente los partidos del conjunto blanquiazul. Durante muchas temporadas –a mi edad ya no cumplo años, cumplo temporadas- he seguido ese ritual por muchos campos de la Isla y también de la península. Dependiendo del lugar donde se encuentre el campo, los bares son el primer centro de reunión y años atrás, en el fútbol al menos que yo viví y conocí, el otro frente imprescindible era la cafetería del campo. Por ahí cerca había una pizarra y un señor con una alineación de papel que escribía los nombres de los futbolistas y los árbitros. Después, cuando asomaban los equipos quien más quien menos se acomodaba en su sitio. Los domingos por la mañana no había fútbol por televisión, tampoco los sábados. Por la profesión ejercida muy pronto debía ir a campos libreta en mano para anotar nombres, tarjetas, goles e incidencias. Años donde debutaban jugadores desconocidos, pero que con el paso de las temporadas llegaban al fútbol profesional, a la selección española y a luchar por Mundiales y Eurocopas. Pero antes tuvieron su aprendizaje en el fútbol de tierra, esa misma superficie que se convertía en barro si llovía y en un material indeterminado cuando se secaba.
En esos campos vi un día a Puyol, ahora ya retirado, por ejemplo, y cuya fotografía ilustra uno de los capítulos de ‘La otra Liga’. Solo el recordar esos tiempos, observar esas imágenes y hacer un ejercicio retrospectivo, te permite pensar que todo en el fútbol, como en la vida, pasa muy rápido. Jugadores, técnicos, árbitros, aficionados y periodistas vamos sumando temporadas esperando algo que en muchas ocasiones no llega. El debut en Primera, el ascenso al fútbol profesional, pitar en un gran estadio, ver a tu equipo entre los mejores de LaLiga y escribir crónicas de Champions, por ejemplo. En el fútbol casi siempre se desea lo que no se tiene, casi siempre se quiere vivir otra realidad y nos pasamos el tiempo pensando en lo que está por llegar y en lo que pudo haber sido y no fue. En el libro ‘La otra Liga’ hay muchas historias de estas.
Lo difícil en fútbol es vivir la realidad que te toca vivir y no la que te gustaría estar viviendo. Pero lo cierto, lo absolutamente real, es que esto pasa muy rápido para todos y una vida deportiva o incluso una vida sencillamente no da para ver cumplidos todos los sueños, ni los personales ni los futbolísticos. Así que lo mejor es abrazar las cosas que tenemos, la categoría en la que está nuestro equipo y pensar que tal vez, solo tal vez, si la suerte nos acompaña, vendrán tiempos mejores. O no. Feliz domingo.
Miquel Alzamora